La lista «Es Ahora Buenos Aires», encabezada por Leandro Santoro, se presenta como una fuerza de renovación. Pero detrás del discurso cuidado y la estética amable, se esconde un entramado de contratos, acomodos y vínculos opacos que recuerdan a lo peor de la vieja política.
El caso más representativo es el de Federico Patricio Mochi, tercer candidato en la nómina. Mientras ocupaba cargos en el gobierno nacional, también cobraba sueldos del Consejo de la Magistratura porteña. Sí, al mismo tiempo. Con resoluciones firmadas por Rosatti, y aumentos retroactivos incluidos. Todo mientras era Director Nacional de Asuntos Normativos Parlamentarios.
Pero eso no es todo. Mochi también es socio de Grupo Criolla SRL, junto a Tomás Rebord, operador digital vinculado al kirchnerismo. Criolla también facturó a www.urbe.com.ar, sitio de la Fundación URBE, dirigida por el legislador porteño Juan Manuel Valdés, otro de los alfiles de Santoro. URBE recibió $1.378.666,64 en pauta nacional durante la gestión de Alberto Fernández. ¿Ahora se entienden los contratos cruzados en la Legislatura?
Estamos ante una red cuidadosamente armada: medios amigos, funcionarios reciclados, estructuras paralelas de financiamiento, y un reparto de cargos en los tres poderes del Estado. Todo eso, en una sola lista.¿Esto es lo nuevo que propone Santoro para la Ciudad? ¿Esto es lo que esconde detrás de su candidatura?
La ciudadanía merece saber que detrás de la imagen amable se esconde una maquinaria aceitada de privilegios. Esta elección no se trata solo de un nombre: se trata de lo que entra con él. Y esta vez, todo está a la vista.






