Con pulserita de colores o no entrás”: el cierre de campaña de Santoro que dejó afuera a la militancia genuina

“El cierre de campaña de Leandro Santoro, candidato a legislador porteño por el frente Unión por la Patria, terminó con duras críticas de la militancia el 15 de mayo. Lo que ocurrió en las puertas del evento terminó por sintetizar, una vez más, la lógica que rige al peronismo porteño: exclusión, maltrato a la militancia y una desconexión alarmante con las bases que aún lo sostienen.

A diferencia de los actos abiertos, el evento de Santoro implementó una metodología insólita: un sistema de ingreso con pulseras de distintos colores para comuneros, legisladores e invitados que dejó afuera a decenas de militantes, entre ellos incluso a sectores organizados como la juventud sindical de la CGT. “Todo el mundo caliente en la puerta”, relató uno de los presentes, que terminó yéndose sin poder entrar.

Otros intentaron, sin éxito, discutir con quienes custodiaban la entrada. “Le dije a uno que se meta la pulserita por donde no da el sol”, confesó un militante cansado del destrato.

La postal es desoladora: mientras algunos se sacaban selfies adentro, otros puteaban en la vereda y se volvían a sus casas. El control de acceso fue tan rígido como innecesario, impidiendo el ingreso de militantes genuinos que se acercaron por convicción. No solo eso, sino que durante el acto, Santoro dijo: «Con mi amiga Victoria Villarruel» al querer mencionar a la diputada porteña Victoria Montenegro, confundiendo a una hija de desaparecidos con la Vicepresidenta negacionista de la dictadura militar.

El episodio recordó a las críticas recibidas días atrás, cuando se acercó a saludar y darle un beso a la Vicepresidenta Villarruel, que fue abucheada durante la misa por el fallecimiento del Papa Francisco.La escena sirve también como símbolo de una lógica política que se repite: mientras se regula el ingreso a un acto con criterios excluyentes, el PJ porteño designa candidatos a dedo para garantizarse una derrota y seguir siendo una oposición cómoda al macrismo en la Ciudad.

Como si no bastara con una historia de fracasos electorales, la dirigencia local vuelve a encerrarse en sus propios dispositivos, dejando afuera no solo a la militancia, sino también a cualquier atisbo de construcción real de poder.

En una ciudad donde el peronismo debería estar pensando cómo ampliar, incluir y recuperar territorio político, el mensaje que dejó el cierre de Santoro fue otro: si no tenés pulserita de colores, no sos parte. Y si sos parte, pero no del grupo correcto, mejor quedate afuera.

Deje un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *